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NARRACION DEL PERDON



El hombrecillo estaba dispuesto a jugarse la vida. Nada lo haría desistir, pues el pertenecía a una estirpe de vencedores: hombres y mujeres exitosos. El era un campeón había nacido para triunfar.
Salio a la calle dispuesto ha todo. A olvidar su pasado incluyendo esposa e hija, de todos modos no era la primera vez que sus relaciones fracasaban y el levantaba vuelo.
La ciudad de México se abría despampanante frente a sus heridas y aunque al caminar caía al suelo vencido. Una fuerza extraña lo levantaba “no debes permitirte fracasar” le decía una voz melodiosa a sus oídos.
”¡si! soy poderoso y fuerte”- decía en sus adentros.
En agunas esquinas se recargaba a llorar. Lagrima a lagrima su alma parecía deshacerse. Pero aquella voz lo mantenía en pie: “andale levantate” “esta vida es para los valientes y tu eres uno de ellos”
“ vamos campeón echale ganas”.
La noche parecía un ave negra de mal agüero y aquel hombre un alma en pena, caminaba sin rumbo con la ceguedad de un toro a punto de ser sacrificado, Las personas al verlo lo señalaban y se reían de el, y es que ya había pasado no se cuanto tiempo y aquel hombrecillo se había transformado en una llaga andando , a su paso dejaba una estela insoportable de malos olores. Mas a pesar de su hedor y su mala apariencia seguía aferrado a sus fuerzas y aquella vocecita lo seguía a todas partes
” tu puedes campeón” “ tu eres auto suficiente” “ eres el mejor” “ vamos no desistas”.

Ya era otra vez de noche y aquel espantapájaros , literalmente se arrastraba entre los despojos. Busco lugar en un rincón del mercado y se arropo con periódicos y cartón. Se dispuso a dormir ; mientras aquella voz le susurraba al oído.
“ no te aflijas , mañana sera otro día, y vas a ver como el éxito nos llega”
pero llego el otro día y nada y luego otro y nada y después muchos otros e igual nada, absolutamente nada.
Uno de tantos días ya cansado y hastiado , corrió como loco por las calles, manoteaba sin cesar como si estuviese peleando con el viento. Su boca parecía echar espuma. Lleno de ira gritaba a los transeúntes. Los hacia culpables de su desgracia, con insultos y escupitajos. Hubieron momentos que los agredía con violencia. Algunos agentes de policía se percataron del desorden y tomaron cartas en el asunto. En el forcejeo aque hombrecillo sentía la rugosidad del pavimento en su cara. Los agentes intentaban someterlo , pero aquel hombre parecía escapar de las manos como si este fuera un pescado recién salido del agua.
La vocecita surgió con mas fuerza “ no temas “ “ no te rindas” “ vamos levantate no seas cobarde” “ no te dejes vencer” “ no seas estúpido” “ parate cobarde” “ eres un vil gusano”
“ eres basura, siempre lo fuiste “ levantate cerdo, levantate vil rata de alcantarilla”
El hombre se sacudía; aquella voz lo torturaba, su cuerpo se comenzó a azotar como si estuviera convulsionando. La policía por fin lo  había esposado y uno de los polis le apretujaba el rostro al suelo.
El hombre estaba completamente inmovilizado. Lo único que pudo hacer, fue mover sus ojos en dirección del cielo y este penetro hasta su interior. Fue entonces cuando quebrantado y humillado pudo clamar: Dios mio ¡Salvame!.

Cuando aquel hombre, logro abrir los ojos, ya eran pasadas de las 6:30 am. La claridad entraba lentamente en espasmos de luz y anunciaba otro día mas.
Por un instante se pregunto que donde estaba y aunque sintió un leve estremecimiento , fue calmado al percatarse del cuerpo cálido de su mujer al lado de el, tan ranquila como si nada hubiera pasado. Se levanto teniendo el cuidado de no despertarla. Fue al cuarto de su hija de 8 años y la vio acurrucada como si fuera un bebe recién nacido. No pudo mas que admirarla e inclinar la cabeza para dar gracias a Dios por todas las bendiciones.
Aquella vocecita de soberbia y mentira había desaparecido, ahora una palabra mas viva le transformaba el alma. Era la voz del perdón que había llegado para quedarse.